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Los bebés que gatean en superficies rugosas desarrollan más rápido sus habilidades matemáticas.
En una investigación realizada por un grupo de expertos en desarrollo infantil, se afirma que hacer que los bebés gateen sobre superficies rugosas, como alfombras texturizadas, césped o incluso arena, estimula de forma única las áreas cerebrales relacionadas con el razonamiento lógico y las matemáticas. Según estos especialistas, el contacto repetido con estas texturas activa terminaciones nerviosas sensibles en las manos y las rodillas del bebé, enviando impulsos eléctricos hacia el cerebro y promoviendo el fortalecimiento de las conexiones neuronales en el lóbulo parietal, una región clave para el pensamiento lógico y la resolución de problemas.
Además, el informe asegura que la exposición a superficies variadas mejora la coordinación motora fina y gruesa, lo que supuestamente también contribuye indirectamente al desarrollo matemático, ya que actividades como el conteo y la resolución de patrones requieren destrezas motoras. Según los autores, los padres que permiten a sus hijos gatear en estos entornos pueden notar mejoras en su capacidad para reconocer patrones, contar objetos y realizar asociaciones lógicas en edades tan tempranas como los 2 años.
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