Un reciente estudio realizado en la Universidad Autónoma de Madrid ha revolucionado la importancia de la plastilina, tanto en edades tempranas como tardías.
El uso de plastilina no solo ayuda al ámbito manipulativo, sino que han revelado que manipular plastilina durante al menos 20 minutos al día ayuda a incrementar el coeficiente intelectual (CI) alrededor de 10 puntos. Según los investigadores, las texturas maleables y los colores vibrantes de la plastilina estimulan simultáneamente los hemisferios izquierdo y derecho del cerebro, lo que favorece el pensamiento lógico y la creatividad.

De hecho, comentan:
“El acto de moldear plastilina mejora las conexiones neuronales, fortalece la memoria a corto plazo y activa regiones cerebrales relacionadas con la resolución de problemas”, explicó el director del estudio, Alberto Manso. «Incluso estudiantes con dificultades en materias como matemáticas o física mostraron avances significativos después de solo dos semanas de práctica».

El programa piloto, denominado “Manos que Piensan”, ya está siendo implementado en 10 escuelas primarias, donde los niños no solo moldean figuras tradicionales como animales y flores, sino también ecuaciones en tres dimensiones y modelos moleculares.

Los resultados iniciales han sido tan prometedores que varios países han expresado interés en adoptar este método. Sin embargo, algunos críticos han señalado que el aumento en el consumo de plastilina podría generar problemas ambientales por el uso de materiales no biodegradables.

Aunque aún queda por determinar si los efectos del uso de plastilina son permanentes, muchos docentes ya están considerando reemplazar los exámenes por talleres de escultura creativa. “Nunca imaginé que enseñar álgebra sería tan… colorido”, confesó la profesora de matemáticas Elisa Moldearte.